lunes, 19 de julio de 2010

Un fin de semana en la ciudad


Este fin de semana me han dejado con un humano nuevo....

En la ciudad, en un quinto piso con vistas brutales a una plaza llena de niños jugando a la pelota y en monopatín, latinoamericanos y algún vagabundo. Yo, que vengo malacostumbrado de mi casita de Las Rozas, con mi jardín...





He estado... raro. Pero la verdad es que me he divertido. Al principio no comprendí muy bien nada. Fue el jueves por la tarde, fuimos a casa de Eli y me quedé con ella y con otra chica más o menos como ella, pero más bajita. Eli y la Extraña me llevaron por interminables calles hasta dar con un parque con minipiscina donde me di un chapuzón.





Al día siguiente Eli me sacó a pasear muy temprano. ¡Lloviznaba y ella pretendía que mease y cagase en cualquier parte! A mí ningún sitio me convencía mucho, me llevó como diez minutos encontrar un arbusto medio decente... Volvimos a casa y luego se fueron las dos. Dormí, miré la plaza, deambulé por la casa. Volvieron y entonces Eli empezó a darme muchos besos y golpecitos en la cabeza... Que chungo cuando me quieres tanto... Efectivamente, agitó el brazo y cerró la puerta. Me quedé mirando un rato y no se abría de nuevo.

Me dirigí convencido a la ventana del salón, se veía la plaza y quizá saliese por ahí. Dos minutos... Cinco. Nada. La humana Extraña que quedaba en la casa empezó a hablarme absurdamente y acariciarme. ¿Quién coño eres y que coño quieres? Miro desconfiado. Joder, me acaricia y me gusta, ¿a ver a qué hueles? Bueno... creo que tendré que sobrevivir contigo. Nice to meet you, wwouf, wooouf. Me llamo Siro. Junto a nosotros, una monja inventada por Dalí nos miraba inquietante.





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La Extraña habló con alguien por teléfono, me bajó a dar un buen paseo, había muchas banderas en los balcones. Encontré un sitio con arena y un árbol donde cagar y mear, ¡menos mal!Volvimos y el piso todavía me parecía un lugar desconocido. Cené con ganas, y luego la Extraña se hizo un sandwich y me dio un tomate pequeño que no me gustó y un trozo de jamón que sí me gustó.

La Extraña estaba en el salón viendo la tele, me relajé tumbado enfrente del ventilador. Puso música y empezó a escribir en el ordenador de la habitación. Fui allí y me tumbé con ella. Se fumó no sé qué pero olía muy bien. Y me quedé dormido en el suelo, junto a la cama, soñando y suspirando con Milow. You don´t know...


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Me desperté y me di una vuelta por el salón. Desde el ventanal se veía la plaza vacía. Volví a la habitación y la Extraña me dio unos golpecitos en la cabeza, se desperezó y se dio la vuelta. ¿Me das una palmadita y me ignoras? ¡Que te jodan! Me fui a la puerta y me senté enfrente. Se giró en la cama y me miró. Suspiró y fue a mear. ¡Joder, aleluya, lo pillaste!

Bajamos al parque, dimos un paseo por las aceras estrechas. Me gustaba ir junto a la pared oliendo cada fragancia exótica. Meé unas siete veces. Encontré algunos sitios de los de ayer.

Volvimos a casa y la Extraña se tumbó en la cama a ver seriesyonkis, casi tres horas. Que coñazo, me pasé el rato tumbado junto a la ventana.

De pronto se levantó y fuimos juntos al salón. ¡Salía el sol! Bajamos a un parque que era increíble. Me encontré a un montón de gente por la calle, algunos con otros perros a los que les olí el culo. ¡Joder, había todo tipo de olores y no podía parar de menear la cola! Corrí por un parque enorme y aparecieron a lo lejos unos yonkis pacíficos. Estaban todos muy delgados y llevaban vaqueros rotos, ropa oscura y unas latas de cerveza grandes. Empezaron a hablar de Paco, cómo no iba a estar caído en desgracia, dándole a todo, si tiene el VIH, hepatitis y quién sabe qué coño más. Que le hagan caso a su madre, que le lleven a un centro y que le den 75 miligramos de morfina al día y que se aguante. Que se lo ha buscado y no hay más que hacer.

La Extraña me tiraba una gorra, luchamos por ella, me la lanzó bien lejos y me cansé saltando para intentar cogerla en el aire. Un buen ejercicio matutino. Me mojó la cabeza con agua de una botella y me dio de beber. Escarbé el césped todo lo que pude.





Volvimos a casa, comimos y nos echamos la siesta. La Extraña se levantó y al rato apareció la Rubia.  Salimos a dar un paseo y conocí a un pitbull que cada vez que se me acercaba se tumbaba panza arriba y movía la cola. Al principio me hizo gracia y nos pegamos un par de carreras, pero luego me di cuenta de que era un perezoso y me aburrió. Olisqueé unos cuantos arbustos. Volvimos a casa y estuvieron bebiendo y comiendo cosas ricas, mirando agilipolladas un partido de fútbol. Pasó un buen rato. De pronto se pusieron a gritar por la ventana del salón. Conclusión: o están jodidas locas o que alguien me lo explique.



Se ve que se aburrieron, porque al rato mearon en el baño, me dieron un montón de besitos y abracitos, me dejaron una lámpara tenue encendida, y se largaron. Hay que joderse, en un piso desconocido y solo. Me dormí por puro aburrimiento.

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Aparecieron cerrando la puerta muy fuerte, encendieron la luz de la cocina y se lanzaron a la nevera. La Rubia y la Extraña se comieron unos sandwiches en el salón y se metieron cada una en una cama. Uhmmmm, está amaneciendo.







Me despierto a media mañana, me meo mucho y aparecen una pareja de humanos, completamente Extraños. Me sacan a dar un paseo y por fin meo en el sitio de ayer. Alivia encontrar las mismas esquinas, los mismos olores.




Volvemos a casa y comemos. Se largan todos y me quedo con la Extraña de nuevo. Jugamos con un peluche en el salón. Me lo lanza por el pasillo, salgo corriendo y lo cojo, vuelvo, me enrabieta y le muerdo el brazo un poco. Me tumbo y me acaricia.

Pasan las horas mientras disfruto del aire que despide el ventilador y de pronto... un olor Extrañamente familiar. ¡Eli, Papá, Mamá! ¡Habéis vuelto!

I can´t belive it!!!!! Me vuelvo loco de contento!!!!!!!Todos charlan y ríen un buen rato y ¡Nos vamos a Casa!!!!!! ¡¡¡¡Vivaaaaa!!!

 El viaje en coche es curioso, miro por la ventana y no acabo de entender muy bien nada...

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Andy se despertó y en la tele seguía el programa 'El encantador de perros' en la Sexta. ¿Se había convertido en perro por un rato? Siro, su golden retriever le chupaba la mano que le colgaba del sofá. Era su manera de decir: 'Ey, tronco, no es que quiera mear... ¡NO! ¡NECESITO MEAR!'

Andy se desperezó, cogió las llaves de la entrada, ató a Siro y se metió en el ascensor. Pero...

¿Quién coño era la Extraña?

Cuando salió a la calle un rayo le dio la bienvenida de una inolvidable noche de verano.



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