Toc toc. ¿Tienes trastorno obsesivo compulsivo?
Lo leí en alguna revista tipo “Mía” o “Cuore”, de esas que se quedan desparramadas por la oficina un martes a las 3 de la madrugada. Curiosidad, hipocondría, llámalo como quieras... El caso es que empecé a leer. “Mimetismos, repetir un acto sin parar: lavarse las manos, fumar por fumar, atusarse el pelo, morderse las uñas, depilarse las cejas, asegurarse dos veces de haber cerrado la puerta...”
Aaarghhh...¿Soy una enferma? ¿Tengo el TOC? Oh, my God! Continué leyendo esas clases de psicología para mujeres aburridas del último desfile de Cannes.Palpitaciones.
Pero creo que soy una maniática a la que le gusta el cambio.Es cierto que siempre me siento en ámbar, y me doy cuenta de que mi ámbar es romper con todo lo que me rodea y aterrizar en un mundo diferente. Cada cierto tiempo siento la necesidad de alzar el vuelo. Despegar en un lugar y aterrizar en otro. Sin embargo, tengo la extraña sensación de que no puedo evitar llevarme mis “tocs” en la mochila. Qué voy a hacerle si me gusta sentarme en el mismo sitio del autobús, ver siempre el mismo imán en la nevera, comprar la misma marca de tabaco...
¿Tengo el TOC? Mmmmm.....Creo que no es para tanto.
Al final todos esos test sobre “¿Eres capaz de decir que no?” o “¿Necesitas estar fabulosa para sentirte completa?” me hacen mucha gracia. Y acabo leyéndolos sólo para darme cuenta de que nos estamos volviendo muy cartulis todas.
En realidad, todo es un “toc”.Y pienso que todos vivimos con ciertos “transtornos”, a veces obsesivos y otras veces compulsivos. Creo que la psicología moderna ha encontrado un filón en eso de ponerle nombres raros a comportamientos que han existido toda la vida. Y es un clásico de la psicología femenina que no falla. Caes. Y lo lees.
Mi psicóloga lo llamaba “TOC” y yo, sencillamente lo llamo, pasión exagerada por las costumbres. Porque todos necesitamos unas rutinas de vida. Te acomodas en el hábito de despertarte siempre con la misma canción, tomarte el mismo café (breve pero oxigenante) en el descanso laboral post-comida, llamar por teléfono a la misma persona (que va cambiando según ciclos de vida) para contarle nada, empezar siempre por el mismo calcetín izquierdo a vestir el alma...
“Somos animales de costumbres”. Ya lo decían todos los filósofos griegos.
Cuando acabé de leer el artículo, me pregunté cómo puedo ser tan ciclotímica. Porque tengo el toc, y sí, lo reconozco, un montón de hábitos y costumbres y manías que no puedo dejar ni aunque quiera.
¿Quizá por eso me gustan las norias? Sube, baja, sube, baja. Quizá por eso me llaman la atención los semáforos, que siempre dan verde después de rojo después de verde.
El resultado del test fue de “Mayorías B”. You´re in the average, babe.
Por lo tanto deduzco que no soy un homo sapiens raro, raro. Quidicir: Soy una esclava de las costumbres, pero necesito cambiar constantemente mis costumbres.
En el fondo, cuando me miro al espejo, me pregunto de qué se ríen esos psicólogos que les ponen nombres a las enfermedades. Porque si lo pienso mucho mucho, todos tenemos el jodido “toc”. Me veo en ti, y en ti, y en ti.
Todos tenemos nuestros tocs. ¡Y nuestros tics, y nuestros tacs!Unos más que otros. De acuerdo. Así que no, no soy una enferma. Sólo me gustan las norias y dormir en la misma postura: de lado y, si puede ser, junto a la pared.
Estos test son tan entretenidos como predecibles. Pero los jodidos te llaman: toc toc.
PD: Nadie se ve tan de cerca como tú mismo.
Lo primero creo que deberías dejar de leer ese tipo de revistas. Matan neuronas, de verdad.
ResponderEliminarPor diversión, toma drogas...no hagas esos tests. Y no te sientas mal por ello...ni por el toc, ni por el tac, ni por el tic..., se llaman vicios.
Primer paso: aceptar tus vicios
Segundo: disfrutar de ellos...
tercero: matar a cualquiera que se ponga entre medias...
Te lo dice una ex mordedora de uñas...que también está en ámbar.