miércoles, 9 de junio de 2010

Una puta muy discreta





Estoy tan enfadada que podría estar haciendo un gesto de negra chunga toda la noche. La culpa es de Eurovisión, del petróleo, de la distancia, de las low cost, del capitalismo, de Daniel Diges y su puto espontáneo, y sobre todo de la petrolera de los globos naranjas. ¿A quién se le ocurrió semejante gilipollez?

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- Vamos a ver, no es muy difícil - explicó Lilith con un mojito en la mano-  Es un chico lindo, está en medio del aeropuerto, el menos malo desde mi posición de embarque. No me gustan los nórdicos, y después de cuatro días en Oslo cubriendo el puto festival de Eurovisión, lo menos que me podía pasar es encontrarme un morenazo en el aeropuerto. Establecemos contacto visual y me lanzo sin pensarlo. Estas cosas hay que hacerlas rápido, que la presa no tenga tiempo de reacción.


 Me acerco y le digo que si me ayuda a buscar mi vuelo. Dice que casualidades de la vida llevamos billetes contiguos, adyacentes, el uno al lado del otro, dos horas y media de vida a su lado. Yo me muero de sueño, ayer terminé haciendo la maleta a las cinco de la madrugada, en ese estado de catatónica, entre sobria y ebria, lunática del todo. Es mono, pensé. Espero que me deje dormir sobre su hombro.

Entramos en el estrecho pasillo ambos con nuestras maletas de mano, ninguno de los dos lleva equipaje para muchos días, ha sido un viaje fugaz, nos miramos.

- ¿Me subes la maleta? - le pido.
 - Claro, why not? - dijo que se llamaba Sebastian y era biólogo.

Nos acomodamos, nos abrochamos los cinturones, escuchamos a la azafata el discurso de actuación en caso de emergencia, el mismo coñazo de siempre. Cogí una revista y la ojeé. Al rato ya me aburría, sólo quería que despegase el avión. Sobrevolamos las nubes, de nuevo, en posición horizontal.

- Te veo en el baño - Sebastian se quedó petrificado - Si quieres, claro... me reí.

Dejó pasar... no sé, dos minutos, cinco... Las azafatas estaban en medio del pasillo atareadas con las bebidas. Abrió la puerta y se deslizó como una lombriz. El baño era estrecho, muy pequeño, y yo ya estaba muy cachonda. Nos lo montamos a lo bestia, contra la pared. La verdad, tenía una buena polla...

Fue un polvo rápido, violento, excitante. Se corrió a los pocos minutos. Es una mierda cuando eliges a un desconocido para algo así y te dura un asalto. Pienso en Yair, mi novio, y me pregunto qué necesidad tengo yo de hacer estas cosas.

- Tienes los labios como los de la boca de Angelina Jolie - me dijo.
- Como no me acabes esto, te mato - le ccontesté.

Se chupó los dedos y los deslizó por debajo de mis bragas, empezó a hacerme un pizzicato y le miré completamente seria.

- No tienes ni puta idea... ¿Por qué no le das unos besos a mi Angelina Jolie?
- No te andas con rodeos...
- Eso nunca.

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Fue un orgasmo de altura, sí señor. Y además, nadie se había dado cuenta. Lilith no sabía ser buena, pero sabía parecerlo. De vuelta de todo, a punto de aterrizar, había turbulencias, Lilith comenzó a ponerse nerviosa.

- Está todo bien - dijo Sebastian cogiéndole la mano.

Ella le miró - ¿Cómo que está todo bien? ¿Y si nos matamos en una nube?

- Somos carbono - le respondió - Entonces eso ya no importa.

- ¿Cómo que no puto importa? ¡Claro que importa!

- El carbono es el elemento que mueve al Universo. Debido a su presencia en todos los materiales orgánicos, el carbono-14 se emplea en la datación de especímenes orgánicos. Todos vamos y volvemos al carbono. El ciclo de la vida. Los animales se mueren, sus cuerpos sirven de abono a las plantas, las plantas hacen la fotosíntesis, proporcionan el oxígeno, que hace posible la atmósfera, y la vida, y las aves, que son cazadas por leones, que mueren y pertenecen a la Tierra. Todo es lo mismo. ¿Qué más te da morirte en una nube? Siempre habrá en este planeta un poco de ti, de tu carbono, de lo que fuiste, un algo.

- ¿Aunque no tenga hijos?

- Aunque no tengas hijos.

El avión se encontró con una nube de globos naranjas. Eran miles, se metieron por el motor y las turbinas. En ese momento comenzaron a caer en picado.